Desde hace más de 40 años, la UNESCO viene
celebrando el Día Internacional de la Alfabetización, en el que recuerda a la
comunidad mundial que la alfabetización es un derecho humano y constituye la
base de todo aprendizaje.
En
el mundo de hoy, uno de cada cinco adultos, de los cuales las dos terceras partes son mujeres, no ha sido alfabetizado
y 72 millones de niños
no están escolarizados. Los avances en materia de alfabetización
son un tema para celebrar, ya que el número de personas alfabetizadas a nivel
mundial ha llegado a cerca de cuatro mil millones. El concepto de alfabetización ha evolucionado con el paso de los años.
La idea tradicional que lo limitaba al aprendizaje de la lectura, la escritura
y las nociones básicas de cálculo todavía se utiliza ampliamente, así como el
concepto de alfabetización funcional, que lo vincula con el desarrollo
socioeconómico. La alfabetización para todos - niños, jóvenes y
adultos - es todavía una meta lejana. El continuo aplazamiento de esta meta es
resultado de una combinación de factores, como el trazado de metas demasiado
ambiciosas, los esfuerzos insuficientes o descoordinados, y la subestimación de
la magnitud y complejidad de la tarea. Sin embargo, la
alfabetización es a la vez un derecho humano, un instrumento de autonomía
personal y un medio de alcanzar el desarrollo individual y social. Las
oportunidades educativas dependen de la alfabetización. Además, la
alfabetización es el eje mismo de la Educación para Todos y resulta esencial
para erradicar la pobreza, reducir la mortalidad infantil, frenar el
crecimiento demográfico, lograr la igualdad de género y garantizar el
desarrollo sostenible, la paz y la democracia. Existen buenos motivos para que
la alfabetización desempeñe una función medular en la Educación para Todos
(EPT).
Una educación básica de calidad dota a los alumnos de competencias en lectura, escritura y cálculo que les acompañan durante toda la vida y propician el aprendizaje posterior; es más probable que los padres alfabetizados escolaricen a sus hijos; las personas alfabetizadas tienen más capacidad para acceder a las oportunidades de la educación permanente y las sociedades alfabetizadas están mejor equipadas para afrontar las urgencias del desarrollo.
Una educación básica de calidad dota a los alumnos de competencias en lectura, escritura y cálculo que les acompañan durante toda la vida y propician el aprendizaje posterior; es más probable que los padres alfabetizados escolaricen a sus hijos; las personas alfabetizadas tienen más capacidad para acceder a las oportunidades de la educación permanente y las sociedades alfabetizadas están mejor equipadas para afrontar las urgencias del desarrollo.
“La alfabetización es mucho más que una prioridad
educativa. Es la inversión de futuro por antonomasia y la primera etapa de
cuanta nueva alfabetización se emprenda en el siglo XXI. Queremos un siglo en
el que todos los niños sepan leer y explotar esta ventaja para ganar en
autonomía”
Irina Bokova, Directora General de la
UNESCO